CÓMO EL TRABAJO PERSONAL ME AYUDÓ A VIVIR MI EMBARAZO PATOLÓGICO Y PARTO DE RIESGO
CON PODER PERSONAL
Tienes diabetes gestacional y tienes que hacer dieta
Hay posibilidad que el bebé tenga síndrome de down y habría que hacer una amniocentesis
Presentas uterinas patológicas y podrías desarrollar preclampsia, tensión alta,
Tu bebé es un CIR 1 y quizás haya que provocar parto, y
Quizás haya que mandarte a Las Palmas si nace antes de la semana 34.
Semana 34 y la tensión está alta, el lunes inducimos parto, mañana hay que pinchar cortisol para maduración pulmonar, el parto puede terminar en cesárea, por ser una inducción y primer parto.
Aquí está Milán, está bien, pero hemos de llevarlo a neonatos
Presentas hemorragia, el útero presenta hipotonía y no se contrae. Hemos de entrar en quirófano, para parar hemorragia.
Tu hijo va a permanecer aquí, hasta que suba el peso para poder irse a casa…
¡Estado de alarma!, confinados…
Todas esas frases que ves, formaron y FORMAN parte de mi experiencia maternal embarazada y recién parida. Y al leerlas todas juntas, se me han rallado los ojos, al ver todo lo que viví. Lágrimas de emoción y de poder personal, por sentirme orgullosa de la actitud con las que decidí transitar todas esas experiencias. Gracias al bendito trabajo de desarrollo personal que inicié allá por 2009 hasta la actualidad, -nunca para el crecimiento personal-, puedo afirmar, que me permitió vivir todas esas realidades con consciencia e imperfección.
Consciencia, porque afronté cada vivencia eligiendo la actitud más útil posible para salir de ella lo mejor podía, ayudando desde mi trozo de mundo y no negando ninguna emoción que sentía.
Imperfecta, porque ME PERMITÍ SENTIR, todas las emociones que te puedas imaginar que surgen con esas frases o situaciones. ¿Miedo?, ¿tristeza?, ¿angustia?. Claro que sí. El poder personal -para mí, fruto de mi formación, crecimiento y experiencias-, no va de sentirte siempre 100% bien, ni de que siempre estés feliz, o de que tu vida esté libre de problemas.
El poder personal, la sana autoestima, va de autoconsciencia emocional, va de
Reconocer qué estás sintiendo, y con una actitud útil, buscas sumar y no restar a lo que te está sucediendo.
Por ejemplo, cuando me dijeron que mi bebé podía tener síndrome de down, me asusté muchísimo. Y estuve varios días con una lucha interior de qué haría si se confirmaba esa realidad. Era un run run angustioso dentro, y no sabía muy bien por qué estaba tan enrededada en ese sentimiento. Ya que racionalmente pensaba; vamos a ver eres maestra, has estado siempre trabajando con niños con necesidades educativas especiales, qué mejor que tú para ofrecerle a tu bebé una vida llena de enriquecimiento, de experiencias bonitas, qué mejor que tú para acompañarlo en su desarrollo y sacar todo su potencial a pesar de la etiqueta que le pongan, ¿por qué tanto miedo y bloqueo?
Esa era mi mente, pero mi niña interior, mis propias inseguridades infantiles, y mi propio mapa de dolor, -todos los tenemos- no se veía capaz, me daba mucho miedo que mi hijo tuviera síndrome de down, quizás porque he vivido en primera persona lo complicado que puede ser. Lo cierto es que estaba enredada con mi mente en esos pensamientos. Que en el fondo escondían culpabilidad. Porque una parte de mi pensaba, aunque no lo verbalizara, que interrumpir el embarazo podía ser una opción. Y encajar esa parte de mi, era lo que me martirizaba, la culpa, por creer que haciendo eso sería poco humana o una egoísta. Lo cierto, es que con esa experiencia descubrí cosas de mi que no tenía consciencia.
Finalmente mi bebé no tenía SD, y muchas veces pienso qué hubiese pasado si se daba esa realidad. Seguramente hubiese tirado para delante y buscado la forma de avanzar, aún con miedo, avanzar, o no, no lo sé. Y en situaciones así, que te dejan en “jaque mate”, cuando sabes que la vida va de eso, de avanzar, de parar y reparar cuando lo necesites, pero siempre dar el paso y avanzar. Y de eso todas sabemos mucho, porque ¿quién no ha superado problemas, obstáculos y desafíos?.
Reconocer emociones, va de permitirte sentir cada emoción y de descifrar el mensaje que te trae y a partir de ahí colocar, sanar o aceptar cosas de ti que desconocías. Y hay emociones tan fuertes, que, aunque pase el tiempo, puede seguir dando coletazos en tu hogar interior. Casi un año después, yo sigo mostrando vulnerabilidad en algunos de los hechos vividos, y de echo los tengo en mi listado de pendientes de sanación. Ya que, en aquel momento, todo sucedía tan rápido que no había tiempo material para canalizar todo al 100%. Aún hoy, sigo con mi trabajo de recolocar algunas cosas vividas, que quedaron guardadas en el cajón emocional. (en otro blog te explicaré más sobre este tipo de trabajo)
Sin lugar a dudas, puedo AFIRMAR; que el trabajo personal me ha aportado una serie de habilidades mentales, emocionales y espirituales con las que mostrarme más empoderada ante los desafíos. Y para transpirar consciencia ante los problemas, es fundamental, permitirte sentir todo el abanico de emociones que surgen. Respirando esas emociones para que no se olviden. Muchas personas creen que hacerse las fuertes es la clave, y que ser fuerte es no permitirte ser vulnerable, y así el cuerpo comienza a contracturarse, dolores, etc. Y desde mi propia experiencia y aprendizaje formativo, UNA DE LAS CLAVES; es DEJAR SER a las emociones, no negarlas, no ignorarlas. Darles espacio para que se expresen y después colocarlas para seguir. Así como tomar las decisiones que sean necesarias para ir cambiando aquello que no está funcionando en tu vida.
Te confesaré que, desde niña, siempre he tenido una tendencia natural a tomarme las cosas con positividad, a ver el lado útil de lo que me sucede, incluso mamá siempre me ha dicho que olvido fácilmente lo que las personas me hacen, supongo que es una forma de ir más ligera de carga para llenar la mochila de todo lo que me suma.
Habiendo vivido esas experiencias en mi embarazo y parto, te preguntarás cómo hice para adoptar una actitud POSITIVA y ÚTIL, ante la realidad que vivía…
- Identificar mis emociones en mi tabla de sentimientos.
- Identificar dónde sentía esa emoción en el cuerpo: ¿estómago, pecho, espalda…?
- Escribía en mis libretas personales, las ideas que surgían sobre ello…
- Me hacía preguntas de poder, para separarme de los pensamientos automáticos: ¿Es totalmente real lo que interpretas, percibes?, ¿para qué sientes esto?, ¿Cómo puedes ayudar a tu cuerpo para que trabaje a tu favor en este momento?, ¿Qué es lo mejor que puede pasar sí?, ¿Y lo peor?, ¿Esto depende de mi?, ¿Estoy haciendo mi parte?, No puedo cambiar esto que sucede, pero mi forma de vivirlo ¿depende de mí?. A los profesionales, en consulta, siempre les preguntaba: ¿y qué puedo hacer yo para ayudar?. Y, mi parte la hacía siempre, que básicamente era CUIDARME. Una vez más la vida me mostraba, sabiamente, que si no te cuidas, las cosas no podrán ir lo bien que podría ir.
- Meditación y visualizaciones enfocadas en crear una imagen en mi mente de poder personal pariendo, yoga para embarazadas, danzar con músicas que despertaban el ser (Tanit Navarro es una de las cantantes que me acompañaron en todo el embarazo). Caminar, Nadar…
- Leer, y consultar varias fuentes para contrastar lo que decían los profesionales. Por ejemplo, cuando me dijeron en mi isla que por resultados de análisis parecía que podía tener Síndrome de Down, consulté a mi amiga que es matrona y me recomendó ir a la consulta del mejor ecografista fetal de Canarias, Dr. Walter Plasencia. Y allá que nos fuimos, y fue lo mejor que pudimos hacer, el miró a nuestro bebote con tal detenimiento y entrega que su respueta fue: no tiene síndrome de down, y fue el Dr. Plasencia, quien detectó uterinas patológicas y dio el aviso de posibilidad de desarrollar preclampsia. Creo fundamental, que siempre consultemos otras opiniones, y busques información para ser una paciente informada y empoderada.
- Imagen de posturas varias pariendo, figura del bebé en el vientre materno (lo conseguí en Tiger).
- Seguir pautas médicas y ser responsable con mi dieta, autocuidado, yoga…
- Hablar poco con desconocidas o conocidos de lo que estaba pasando. Mi pareja y mamá eran las únicas personas que conocían realidad total de lo que acontecía. El resto sabía pequeñas dosis o por encima. Y te preguntarás ¿por qué decidí hacerlo así?.
Te cuento: gracias a mi formación en PNL, programación neurolingüística, comprendí mejor cómo funciona nuestro cerebro, que lo hace por imágenes, que esas imágenes disparan una segregación de bioquímica en el cuerpo, aunque nos queramos. Por ejemplo, si te dicen la palabra enfermedad, automáticamente se desencadenan toda una batería de imágenes en tu pantalla mental, serán aquellas que representen para ti lo que es la palabra enfermedad. Y desde esa descarga de imágenes, se generan una bioquímica determinada, que en resumen puede ser positiva o negativa. Y todo eso, fluye por tu torrente sanguíneo.
Pues bien; teniendo toda esta información, sabía que si contaba con todo detalle, todo lo que iba sucediendo. Las personas, aunque no quisieran iban a segregar todo un torrente de imágenes y bioquímica de lo que me estaba pasando, incluso las personas más desconectadas en insensibles, dirían: ay pobre, ay que pena, ay que mala suerte. Además, al saber situación, cada vez que me vieran iban a preguntar-con muy buena intención sobre ello- “y qué te dijeron, y qué pasó al final y qué hiciste…”.
Y yo con atender, escuchar y acompañar mi propio proceso, mente y emociones ya tenía suficiente, y de echo lo que necesitaba era tener toda mi energía vital enfocada en cuidarme y en dar lo mejor de mi. Hablaba mucho con bebote, y le contaba todo sin tapujos, le explicaba mis emociones. Me podías ver diciéndole: “mamá está triste porque…”. El objetivo principal era expresar mi mundo emocional en zona de seguridad para que no quedara reprimido en mis células y por consecuencia en Milán. Y además de este motivo, también creo mucho que aquello en lo que te enfocas se expande. Si me dedicaba a contarle mi vida a cada persona, estaba malgastando mi energía vital innecesariamente. Porque no se trataba de no expresar, sino de expresarme en el contexto de seguridad adecuado.
10. Actitud proactiva en las visitas médicas, protocolos, pruebas: una enfermera me dijo: haces bien en aislarte con tus lecturas, no escuches lo que otras mujeres hablan o dicen, porque es subjetivo, no tiene que ser tu realidad.
Te pondré un ejemplo que viví en el hospital, en una visita a monitores, -cada semana tenía que ir a monitores-, presencié como una mujer embarazada en monitores hablaba y hablaba de cómo sería su parto, que si no quería que hicieran cesárea, que si su tía le había dicho que A o B, y al lado de ella, había una chica callada, su lenguaje corporal me decía; que se estaba agobiando un poco escuchándola. Y en un momento determinado la matrona le dijo: a la que hablaba “limitante”. “No es bueno que te enfoques en eso ni en la experiencia que tuvo tu tía. Es tu embarazo y no tiene que pasar nada de eso. Lo importante es que intentes estar tranquila y confiar en ti y tu bebé, y en que pase lo que pase todo estará bien”. Cuando presenciaba esas cosas, las vivía con mucha curiosidad pues sabía que esa actitud no era favorable para su bebito, ni ella. Esa chica transpiraba miedo, temor, inseguridad y al no tener un espacio seguro en donde expresarse, y trabajarlo, lo iba expresando en cualquier contexto y con cualquier persona.
¿Ves lo importante que es aprender a escuchar nuestro mundo emocional?
Y retomando la frase que acabas de leer: “pase lo que pase todo estará bien”
Para mi, esa es la clave, puede que tu embarazo termine en cesárea, puedes terminar con una hemorragia en quirófano como fue mi caso y con tu bebé en neonatos ingresado por más de dos semanas, pero la actitud es lo único que no nos pueden robar. Y aún hoy recuerdo todo mi embarazo y parto con mucho cariño y poder personal, disfruté tanto de mi bebote en mi barriguita. Mi actitud nadie me la pudo robar, aún hoy me río de gracia, por la actitud que tuve en quirófano por la hemorragia, ¡no paraba de hablar!. Al anestesista lo tenía loco la cabeza jaja, pero mi sonrisa no la perdía. Sabía qué sí tenía una actitud proactiva, ayudaría mejor a mi cuerpo, a mis células, a mis órganos, e incluso extendería esa actitud al resto de personas que estaban ayudándome. En defintiva, estaba ayudando a TODO MI SER a transitar la experiencia con poder personal.
Para mi eso es la CONSCIENCIA y la IMPERFECCIÓN EMOCIONAL, disponer de recursos internos para afrontar lo que sucede fuera con la mejor actitud que puedas, sin negar ninguna emoción. Si aprendes a manejar tu mente, puedes crear una realidad mental “virtual” que te empodere.
Gracias a ese crecimiento personal y caja de herramientas que he ido haciendo mías, me iba siempre a mis consultas -nunca en mi vida visité tantas consultas sanitarias jeje-. Con mi sonrisa, dando gracias porque mi bebote seguía a mi lado, y con mis cascos para escuchar mis videos, música y mis libros-libretas. La verdad es que me creaba mi burbuja en las salas de espera y tengo recuerdos tan bonitos de mis visitas a los médicos. Intentaba estar siempre en presencia y conexión con el momento presente.
Otro día te cuento cómo fue mi parto, y los recuerdos tan bonitos y emocionantes que tengo. Para abrir boca te dejo esta imagen mía y de bebote aún en barriga, en paritorio ayudando al cuerpo a segregar oxitocina y serotonina jijiji…y un pequeño vídeo que mi pareja grabó de mi, cuando estaba en el hospital, los días previos a la inducción. Bailando mis canciones espirituales, movilizando mi energía y cuerpo para el gran momento que se aproximaba…ays qué recuerdos.
Recuerda…
«No es lo que nos sucede sino la actitud que adoptamos con lo que nos sucede»
Seré una optimista empedernida, pero a mi la vida me va mejor poniendo de mi parte para que mi realidad vaya mejor. Me va mejor creando rutinas de alegría. Como dar gracias cada vez que me despierto y tomo consciencia que sigo viva. Y así intento criar y educar a pequeño gran bebote.
Qué con tan poco recorrido en este mundo, ya transitó por varios desafíos, y al menos mamá le mostró que la vida es bella aún con los desafíos.
Para terminar…
Te animo a que apuestes por tu crecimiento personal, por tu autocuidado, por crear tus propias herramientas de consciencia y gestión emocional. Es más sencillo de lo que parece…se trata de cultivar tu SER para volver a nuestro interior y escuchar nuestro cuerpo.
Acompáñame en este blog e irás descubriendo mis herramientas, mi forma de transitar mi vida como
MUJER, MADRE Y PROFESIONAL…
…estoy segura que muchas cosas te podrán servir o inspirar…las comparto para sumar en lo posible.
Suma +
Emocional Coach
Mara Vizcaíno